
El cáncer infantil sí existe y muchas veces sus señales pasan desapercibidas.
Estar atentos puede marcar la diferencia entre llegar a tiempo o hacerlo tarde.
Un abdomen que crece rápidamente, cansancio extremo, palidez, dolores persistentes, fiebre sin causa aparente, moretones frecuentes, sangrados, pérdida de peso o ganglios inflamados no deben normalizarse.
La prevención comienza con la observación diaria, una alimentación saludable, controles médicos periódicos y, sobre todo, escuchar a nuestros niños.
💛 Unidos por lo Único, la detección temprana salva vidas y regala tiempo.
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