
El hogar debe ser un espacio de cuidado, respeto y protección, nunca un lugar de miedo o violencia.
Cuando hay gritos, golpes o amenazas, el silencio no es una opción: buscar ayuda es un acto de valentía y amor propio.
Romper el ciclo de la violencia es posible cuando hablamos, pedimos apoyo y actuamos a tiempo.
En familia se construye paz, se escucha y se cuida… nunca se lastima.
Si estás viviendo una situación de violencia en casa, recuerda que no estás solo.
La paz comienza en el hogar.
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