
Las enfermedades diarreicas agudas pueden prevenirse, y cuidar a nuestros niños es una responsabilidad de todos.
Pequeñas acciones diarias hacen una gran diferencia en su salud y bienestar.
La lactancia materna a libre demanda fortalece sus defensas desde los primeros días.
El lavado de manos frecuente —antes de preparar alimentos, después de ir al baño y tras el contacto con mascotas— es una barrera clave contra las infecciones.
Mantener el esquema de vacunación al día y consumir agua segura también protege su crecimiento y desarrollo.
Prevenir es amar, cuidar y actuar a tiempo.
Entre todos construimos entornos más seguros para nuestros niños
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